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3 inventos de plástico que cambiaron el mundo

Hablar del plástico es hablar de la evolución humana. No podemos concebir el progreso del mundo actual sin pensar en el plástico.

Las 5 generaciones que ha visto el mundo pasar desde la Segunda Guerra Mundial han vivido con toda una impresionante gama de productos e insumos de plástico que revolucionaron el entorno del ser humano y la capacidad de interactuar con el mundo a través de las nuevas posibilidades de este material. 

Partes tan extensivas de nuestro cuerpo como los electrodomésticos, por mencionar un ejemplo, vivieron un renacimiento importante y definitivo, al adaptar su existencia a las nuevas tendencias de diseño y ergonomía de la segunda mitad del siglo XX.

Era 1945 y terminaba la guerra y había un mundo nuevo por construir. Parecía que el plástico era lo que el mundo necesitaba para reinventarse luego de los estragos de esta crisis.

Incontables son los productos revolucionarios que el plástico y el PET ha traído consigo desde su aparición. En ese sentido, resulta muy interesante analizar cómo funcionaba el mundo, a través de sus inventos, de sus materiales, de sus enfermedades, y de como siempre el plástico brindaba alguna ayuda o solución, siempre accesible, siempre evolucionando.

Así, en este artículo mencionaremos 3 inventos o momentos del plástico en la historia, que dimensionan el gran impacto que tiene este material en nuestras vidas.

El primero relacionado al ámbito médico, sector que el plástico ha permitido una evolución impresionante; el segundo concerniente a uno de los primeros plásticos y su presencia casi inequívoca en nuestros hogares, y finalmente, platicaremos un poco acerca de los avances que significó el plástico en el mundo del entretenimiento y comunicaciones.

La Jeringa

Hoy en día, al donar sangre estamos acostumbrados a ver todo el instrumental lleno de insumos de plástico: bolsas, sondas y obviamente jeringas.

Pero no fue sino hasta 1950 que se patentaría la aguja hipodérmica, teniendo así apenas 70 años en el mercado.

Por este motivo, algo tan sencillo como lo es para nosotros donar sangre, ha sido posible debido a la limpieza e inocuidad que significa el plástico y el tener el proceso automatizado a través de todos los implementos necesarios, también de plástico.

Obviamente, no siempre la jeringa fue de este material. Por mencionar un ejemplo: alrededor de 1657, el mundo era otro y el opio era el principal calmante de los dolores, pero era casi imposible su administración.

Un sabio llamado Christopher Wren (también uno de los arquitectos ingleses más aclamados de la historia), desarrolló un instrumento confirmado por una pluma de ave y retazos de vejiga de animal, configurando así una de las primeras jeringas conocidas y que significó un gran avance para la administración del opio.

Casi 200 años más tarde, alrededor de 1850, se comenzaron a fabricar jeringas de metal, siendo una de las pioneras con este material la de Charles Gabriel Pravaz.

Se le atribuye la invención de la jeringa desechable al español Manuel Jalón Corominas. Esta jeringa desechable significó un avance revolucionario debido a:

  • Reducción de costos impresionante
  • Optimización de producción
  • Nivel de inocuidad nunca antes alcanzado por otra jeringa
  • Reducción de infecciones al máximo
  • Mayor control
  • Mayor estabilidad

Tenemos menos de 100 años utilizando estas jeringas y hay un mundo por explorar en cuanto diseño y funcionalidad en ellas. Y más si tomamos en cuenta la coyuntura del COVID19.

El celuloide y la baquelita

Cuenta la leyenda que en 1868 la empresa estadounidense productora de bolas de billar Phetan and Collander, anunció que daría un premio de $10,000 dólares a quien fuera capaz de fabricar un sustituto del marfil.

De esta manera surgió el celuloide, de manos de John W. Hyatt, patentándose en 1870 y teniendo uno de sus principales usos en el campo de salud dental.

Pronto, y durante algunas décadas, el celuloide sería utilizado para fabricar muchos y diversos objetos. Abriéndose un campo para su utilización, bastante importante y que mencionaremos en el último punto de este artículo.

A principios del siglo XX, Leo H. Baekeland experimentó con la resina de formaldehído desarrollada hasta entonces. De esta manera obtuvo una resina rígida con una inusual poca actividad flamable para entonces. Así nació la famosa baquelita.

Millones de teléfonos negros de baquelita se comenzaron a producir. Con el paso del tiempo, este material sirvió como revestimiento de muchos aparatos eléctricos en casa. Esta aplicación llegó a marcar una tendencia de diseño y calidad durante varias décadas.

Así, este material pasó a la historia como uno de los primeros plásticos comerciales completamente sintéticos, con grandes propiedades anti térmicas.

De esta manera, la baquelita se supo adaptar a los nuevos tiempos, en forma de juguetes, joyería e instrumentos musicales, por mencionar algunos de sus usos más frecuentes en esta temporada.

La música y el cine

El celuloide generado por Hyatt servía a la perfección para adecuarse al mundo del cine y sus grandes carretes llenos de material filmado.

Hollywood vio en este material un gran aliado para poder replicar y distribuir películas, consolidando así uno de los modelos de negocio más productivos de la historia cultural contemporánea mundial, aportando de esta manera un gran avance en la industria del espectáculo y el entretenimiento.

Un gran avance del celuloide para la industria cinematográfica era la forma en cómo se podía convertir este plástico en grandes tiras largas, susceptibles de revelar la imagen con la  presencia de la luz.

Algo similar pasó con el mundo de la música. El plástico llegó para revolucionar este arte con la presencia de Thomas Alva Edison, que en 1877 inventaría el fonógrafo.

Permitiendo dos cosas hasta nunca antes vistas:

  • Grabación y posterior reproducción del sonido.
  • Permitir que la música fuera escuchada no solo en conciertos en vivo.

Este invento plástico abrió la puerta para la aparición de los discos de vinilo, la fabricación de cassettes y luego los Compact Discs o CD’s, permitiendo un nuevo paso en la comercialización y consumo de la música en la cultura popular.